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miércoles, 4 de abril de 2012

UN DÍA EMOCIONANTE

Como el martes por la mañana, víspera del pre-estreno de
"La bruja Piruja" en el Colegio Alfonso X "El Sabio" de Salamanca, Luis Gutiérrez y yo ya habíamos dejado preparado los equipos de audio y video, hoy no tuvimos más que esperar a que llegase nuestro querido público y nuestros mejores críticos:
-los alumnos-

Su edad está comprendida entre los tres y los doce años. ¡Qué mejor que ellos para valorar todos los esfuerzos de meses antes!

-¡Espera, espera, que lo cuento yo!

-De acuerdo, venga, cuéntalo:

Ninguno de nosotros lo esperábamos, pero la mayoría presentíamos algo. Fuimos sentándonos sobre colchonetas y bancos suecos. Sin  empujarnos ni nada. Esas eran nuestras cómodas butacas delante de un escenario a ras de suelo. Allí no había telón, como en otros teatros de la ciudad que habíamos visitado: El Liceo, el de la Biblioteca Torrente Ballester, etc. Pero eso no importaba, allí estábamos nosotros. Decían los "profes" que nosotros éramos los verdaderos protagonistas de la primera hora de la mañana. Hoy no hubo ni "Mates", ni "Cono", ni Lengua, ni nada.

¡Hoy había teatro!

¡Pero del "güeno"!

En el gimnasio del "cole" se habían colado unos personajes extraños, raros, nada habituales, desconocidos.  Después dijeron sus nombres.
El narrador se llamaba Toño Bázquez. El sapo, dijo que se llamaba Antonio Villalón. El cuervo, Carlos Blanco(nuestro "profe" de EF), y la mujer de Villalón, cuyo nombre no era Villalona, sino Isabel de Cabo. Ella era...

"La bruja Piruja"

También les acompañaba otro señor que estaba al mando del equipo de video y de audio; bueno, con el ordenador. Ese era Luis Gutiérrez.

De pronto, se inició la función. El narrador -Toño-, empezó así:

            NARRADOR.-
En lo más profundo
del bosque vivía,
una vieja bruja
que siempre tenía
la mala costumbre
de atemorizar
a los despistados
que osaran cruzar
el puente de piedra
que había sobre el río,
y que les llevaba
hasta ese lugar
tan bien escondido.

La malvada bruja,
con ciento tres años,
usaba alpargatas,
faldones y sayo.
Sobre los faldones
ponía un delantal,
lleno de remiendos,
cosidos, fatal.

No tenía una escoba,
-como tantas bruja-,
ni falta le hacía,
barrer, no barría.

            BRUJA.-
¡Vaya tontería
barrer todo el día!

Luego, comenzaron a salir imágenes en la pantalla. Era emocionante. La bruja iba vestida de bruja, pero de bruja, bruja. Los de Infantil decían que era de verdad y yo también lo creo. Si, sí, seguro que era una bruja de las de verdad. Solo había que ver su cara y la cara de Ricardo, el Director, la de Lola, de Inglés, la de Toñi, de Música, la de Charo, la de Mariluz y la de Emi. Todos ellos sabían que era una bruja de verdad, pero no nos dijeron nada, yo creo que para no asustarnos.
La verdad es que la bruja, ni era mala, ni era buena, solo que tenía retortijones de barriga y no se aguantaba de dolor. Nos reímos mucho con ella. En el fondo daba pena verla cómo se quejaba, pero cómo nos lo pasamos de bien.

Al rato, el cuervo Calixto, fue a hablar con su amigo el sapo y Calixto le hizo un brebaje a la bruja Piruja. Pasaron muchas más cosas y lo que más me llamó la atención fueron unos muñecos hechos con pasta de papel en la clase de Plástica, con Carlos.  Su mujer, en casa, les hizo los trajes. Parecían comprados.
Bueno, en clase, Carlos nos enseñó a hacer el del sapo. Luego se lo llevó a casa y, a los pocos días, lo trajo vestido con su traje y corbata.
Al terminar la obra, hasta nos hicimos fotos con ellos. ¡Jo, a mí me hubiera gustado quedarme con uno, pero... ¡Me quedé con las ganas!

De la obra no os cuento más. Nosotros ya la hemos leído en clase, entre varios, y nos lo hemos pasado genial. Dicen los "profes" que esto es para eso del "Fomento de la Lectura".
Lo de "lectura" sí sé qué quiere decir, pero lo de "fomento"... ¡No tengo ni idea! ¡Preguntaré!
Lo que sí sé es que me encantó y que, en cuanto regrese de vacaciones de Semana Santa, le voy a pedir a mi tutora Mariluz, que me deje llevar a casa el libro, porque me lo quiero leer yo solo y leérselo a mis padres y a mis hermanos pequeños. ¡Tengo unas ganas!

Luego, al terminar, de todos los dibujos que habíamos hecho en clase de Plástica y que eran de cómo habíamos imaginado a la bruja antes de verla, hubo sorteo de un libro de "La bruja Piruja" y me tocó a mí.
Eligieron a un niño para que dijera un número y dijo el quince y era el mío.
El "profe" dijo en voz alta:

-El número quince pertenece a Antonio Salazar, de 2º de Primaria.

Ese era yo y no me lo creía y el "profe", que también es el autor, me lo firmó y todo. Mirad a ver si os gusta, este es:

Al terminar, a los actores, les dimos un aplauso tan grande, tan grande que, hasta los patos del río Tormes salieron volando . ¡Jo, cómo nos lo pasamos!

¡Gracias, bruja Piruja! ¡Vuelve pronto!